CÓMO SE FABRICA AL NARCISISTA
Este capítulo aborda la vida de Juan Carlos I como un ejemplo excepcionalmente revelador de cómo determinadas condiciones vitales, educativas e institucionales pueden adiestrar a un individuo en la construcción de una personalidad narcisista. No se trata de un juicio moral ni de un diagnóstico clínico, sino de un análisis estructural: la observación de un entorno que reúne, de forma casi perfecta, todos los factores que la psicología identifica como facilitadores del narcisismo.
A lo largo del primer capítulo se examinan las circunstancias que rodearon su infancia, su socialización política, su educación fuera de la vida común y su desarrollo dentro de un sistema de privilegios, impunidad y adoración constante. La ausencia de consecuencias reales, la idealización permanente, la excepcionalidad legal y simbólica, así como el blindaje institucional y mediático, conforman un ecosistema psicológico cerrado donde el yo no se confronta con límites, culpa ni responsabilidad compartida.
La figura del rey se presenta así como un caso de estudio idóneo para la psicología del poder, al mostrar cómo el narcisismo no siempre surge del carácter individual, sino que puede ser producido, reforzado y sostenido por un sistema completo: familia, Estado, élites y sociedad. El individuo no aprende a verse como uno más, sino como centro; no se percibe como sujeto de la ley, sino como excepción; no se reconoce falible, sino destinado.
Este libro propone que la trayectoria vital de Juan Carlos I constituye un ejemplo de manual para comprender cómo se forma un narcisista cuando la realidad es sustituida por el privilegio, la crítica por el aplauso y la responsabilidad por la inviolabilidad. Un caso que resulta especialmente valioso para el estudio científico del narcisismo porque permite observar, casi de forma experimental, qué ocurre cuando el poder elimina todos los frenos que humanizan al individuo.

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